Antes de dedicarte palabras
voy a respirar que no estás
te fuiste como ciudadano y
como cielo de mi barrio
hacia patios traseros que
no quiero pisar descalzo.
Sería terrible pies y tierra
nuestras y unidas siempre
en esto que vaga en pechos
como el mío o en la madera
de esta cama que dormías
en forma de colcha mía.
Sueños dedicados a no ser
dadaísmo de enamorados
mezcla de comidas solas
y rostros formados en el rió
que me lleva en las calles
y se olvida de los verbos
que tenían sexo sobre el aire
repitiendo tu documento
y dirección de casa para
que sepa de este mapa
que me guiaba hacia tu ropa
y tus espejos vanidosos.
Y ahora que respiro y aún
no dije que te quise
puedo entender a la mesa
y al mantel lleno de presente:
la limpieza de lo pasado
lo sucio de las palabras
que iba a dedicarte.
“Errata, vago, desvivido. Las patrias no dependen de banderas ni de nombres del documento; sino de tu análisis del viento, de los espacios, de la nada pujando por la silla, por la mesa”
jueves, 17 de diciembre de 2009
miércoles, 16 de diciembre de 2009
Edipos
Soy parte de esa herencia occidental de hombres enamorados de sus madres protectoras. No diría enamorado, sino contratado por mi madre para recrear ese vínculo primero, para hacer de las primeras palabras mías- mamá- una cadena que nos une, y en cada extremo una esposa que nos agarra la vida, y nos tiene unidos, contenidos, forzados a querernos, a contarnos el miedo y la felicidad.
viernes, 4 de diciembre de 2009
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