sábado, 12 de julio de 2014


Llegó a Buenos Aires y llovía,
sin historia, sin ciencia, sin analogías,
vacío, a punto de ver emerger las palabras
para decir: esas son mis primeras palabras.

Y lo serían: las primeras palabras y una ciudad
que se abría de piernas en sus avenidas
que tendía la mano en su laterales
y la palabra acompañando para señalar
eso, esto, aquello, allá, acá, si, no...

Y a medida que se homologaban direcciones
y palabras acerca de esas direcciones
se hizo el mapa, se armó el cuerpo
Y empezó a hacer frío en el deseo
de tener calor.
Y caída la soledad como una oquedad
cuando un rostro era un nombre.

La falta, la falta, y saberlo
y saberlo.

Entonces, él no había nunca llegado a Buenos Aires
era un problema de ausencia
Entonces, él nunca habia visto emerger el primer verbo
era un problema de ausencia
Entonces, no hubo la primera vez de algo
era una cuestión de este poema.