martes, 31 de mayo de 2016

Jugársela


Cuando Kafka decidió escribir sus primeras líneas y no sabía a dónde derivaría las páginas que cambiaron la forma de ver el Siglo XX. Cuando el soldado decidió enrolarse en la líneas de vanguardia, y fue sangre, dolor, adiós y monumento. Cuando se negó el camino fácil y deseable y se optó por las bocacalles, las calles bajas, el barro. Cuando se decidió expresar, aún con la certeza de la no correspondencia. Cuando se arriesgó todo, y se fue todo sin ser nadie. Cuando alguien se perdió en las calles, aún sabiendo que los encuentros eran ilusiones vanas y simples atajos.
Cuando todo eso fue un salto al vacío, con la única certeza de que no hay nada en este mundo más necesario que jugársela, que amar la trama sin pensar si hay un resultado. Porque no habrá jamás resultado, sin estas manos que se las juegan y golpean el aire, que lo golpean y lo golpean según el tamaño de la esperanza, y los golpean y lo golpean cambiando el curso de las cosas, y el movimiento de las cosas, y lo golpean y lo golpean y lo golpean, a base de decisiones nobles y sinceras. Y por eso, lo golpean lo golpean.

viernes, 27 de mayo de 2016

Sobredeterminar


No los significantes asignados
al brote del agua sobre la piedra
(que la vida discurra con el sentir)
No las esperanzas del mañana 
un sábado despeinados, una huída de las plazas
(que nuestro discurrir sea esta intuición de no sé dónde)

Quisiera que las materias sean maleadas
por el desayuno y mis primeros pensamientos.
Pero no,
las calles son de cemento, las nubes no anuncian, 
todo en el mundo actúa,
a nosotros nos queda el padecer

Pero cómo padecer,
ahora quisiera llorar
ahora quisiera reir
ahora un Borges, ahora un San Pablo
ahora un despedirme
ahora un Ahora.

Disculpame, nadie me espere,
porque yo quiero de vos
lo que vos no querés de mí
y nadie quiere lo buscado por el otro.

No queda ilusiones de niños
o contar el cuento.

Fin.


jueves, 19 de mayo de 2016

La voluntad


A Fernando

Sé cómo blandir la espada,
cortar las voluntades con el verbo.
Sé cómo estrechar una mano
ofrecer ayuda, pedir un abrazo.
Sé cómo expresas mis faltas y deseos
para irme, volver, o quedarme en la hierba o el cemento.

Sé todo eso,
pero la voluntad será otra.
Aguantar, aguardar, apechugar,
lo no esperado, lo no pensado, lo no querido.
Lo que deberá ser.

Si yo no controlo las voluntades del cosmos y las ciudades
Si vos no controlás el romper del mar, los perros ladrando de noche
Si mi pecho me lleva por el amor, el odio, la blasfemia, los dolores de pecho.
Sólo será una cuestión de voluntades, sólo será una cuestión de transformar
lo transformable.

Y que la espada sea cierta
y las manos estrechadas sean ciertas
y que mis palabras sean ciertas
y que todas sus consecuencias 
sean asumidas

A pesar de todo.