sábado, 27 de julio de 2019

A la distancia


Toma mi mano, sé que tal vez esté transpirada, o áspera con el barro de su historia.

Papá tenía la mano áspera también, yo creo que era de tanto trabajar.
Mamá tiene la mano curtida, suave, pero a la vez laboriosa y dadivosa.

Toma mi mano, es una mano cuidada por otras manos, quizá por eso un poco temerosa y poco dada a la caricia.

Por eso me salen las burlas, las ironías, los dobles sentidos, los chistes desubicados.
Porque mis manos no acostumbran a acariciar, se esfuerzan de vez en cuando por posarse en el pelaje de un perro.Pero cuando llega al punto de ese movimiento simétrico se alivia y retoma todas aquellas cosas que se han ido con los inviernos, con los países, con el alemán.

Toma mi mano, lo pido en prosas desconocidas y recónditas, porque sé que en las calles que compartiremos, en los refugios adonde nos iremos, seguro no te pediré esto ni en acto ni en impulsos de medianoche.

Lo pido acá, cobardemente, mientras aguardo que me cubran las agendas, las obligaciones, el hueco mismo de la indiferencia.

Toma mi mano, yo ahora quiero aprender a hacer puentes, no trincheras.
Porque aún en Guerras quisiera unirme a vos para que otros repitan:


Toma mi mano.