Ganas de decirle al mundo que se puede mezclar la cola de un banco con la risa de un loco. Cuestión en encontrar en la distancia que los separa los mecanismos de la unión: las mañanas coincidentes entre el banco y la risa, los sujetos dispuestos a ser religados, y sobre todo la ciencia de los puentes.
Porque ¿quién hubiese pensado que entre el arbol y la casa hay un camino de piedras y entre un loco y una cola de banco puedo escribir las trivialidades que tanto le hacen bien a uno?
Por eso, veo a un hombre armado llevándose a ese hombre haciendo la cola, sólo porque se rie por haberse mezclado en lo no debido.
Si me permite el señor de las leyes, voy a contarle un secreto que bien me llevará a otra institución de rehabilitados: por más que ese hombre no vuelva a unirse a las colas de banco, por más que entre el árbol y la casa no haya relaciones, alguien ya escribió las imágenes más incarcelables, y más puente que ese, cierre el culo y haga la cola.
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