Me acuerdo de mis dìas en Praga. Dìas de silencio, de filosofìa al lado de la ventana, dìas de subir colinas, llegar a Castillos, comprender en dònde residìa la clave de la literatura de Franz Kafka. Laberintos en las calles, Medusas en las puertas, Iconoclastìa, Checho inentendible.
Fueron dìas de mucha caminata, de mucho miedo, pero ademàs de mucha adrenalina.
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