“Errata, vago, desvivido. Las patrias no dependen de banderas ni de nombres del documento; sino de tu análisis del viento, de los espacios, de la nada pujando por la silla, por la mesa”
viernes, 10 de mayo de 2019
Soplo
Cuando en la tarde en el bosque se van proyectando los primeros colores del crepúsculo, uno piensa en las cosas que se van. Pero no a modo de final, sino como modo de encuentro con lo que llegará en el próximo día. Es un soplo que viene desde las montañas y llega al bosque trayendo el gusto de la madera, el ruido del arroyo, y todo lo que hemos transcurrido. Es un soplo de lo que fue pero que va hacia el final del camino, al otro extremo del bosque y retorna al sendero con las noticias de lo que vendrá, noticias a modo de signos.
Lo loco es que también tiene el gusto de la madera, el ruido del arroyo, porque esas cosas no pasan, son clave, son parte del soplo, y reconfortan, retornan con el crepúsculo, pero con el porvenir en sus manos.
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