Un abrazo que dura tanto como una botella, un brindis y una charla. La calidez de un verano en Buenos Aires y esa lentidud crucial para observar en las calles y en los saludos el paso del mes de diciembre.
Deseo lo taciturno del mes que termina, que pone fin a un año más, entre montañas, ajetreos, y sobre todo buenas personas como regalo a veces no merecido
Y en esa lentitud de lo que se acaba, alzar la copa vacía para llenar de aire renovado lo que vendrá. Lo desconocido, lo necesario, lo esperado, lo que nos sorprenderá. Recibir lo que viene, y hacerlo biografía.
Qué hermoso.
Por un 2022 lleno de porvenir.
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