-Señora S., a veces creo que usted crea el frío de los pasillos y las mañanas. La pienso en mi piel, y me agarran esos chuchos. Los bolsillos del sobretodo no van a salvar esta metafísica de fríos con el pensamiento. Usted está ahí como el equilibrio que necesitan las sequías con la saliva.
Señora S., yo no la quiero de complejo Edipo, ni para los retratos subyacentes en cada amor masculino. Yo la quiero como esas polleras que flameaban como banderas del sexo. Izadas en esas piernas necesarias en una ciudad hecha para correr subir y saltar problemas.
Es decir, la quiero altiva y necesaria para reivindicar que cagarse de frío (una noche de bar y machismo) como vos, mujer, es sólo un símbolo, o el lenguaje de los hombres que aceptan ser como vos: Señora S.
yo tambien quiero ser una Señora
ResponderEliminary nunca jamas voy a descuidar nada
nunca
sobre todo porq no pienso dejar de robarle a todo el mundo siempre q se distraen
...como ahora
espero q estemos todos lo mejor q podamos estar