Cuanto tiempo ha transcurrido, y cada vez me considero menos capaz de usar las palabras sin pericibir que las estoy traicionando.
El oficio del escritor es harto profanado siempre, y muchos de nosotros, sin ser los mejores artesanos de las palabras abusamos de su magia, de su marca, de su promesa.
Cada vez más me voy convenciendo del silencio, del dejar lo que genera ruido -ya las cuidades inventan todos los días el concepto de ruido, que sería un atrevimiento hacer apología a ello.
Por eso, en esta madrugada, asumo mi compromiso de callarme, sin borrar la sonrisa, ni los lazos tendido a traves de las palabras màs sinceras.
Y ahora, si el silencio tejerá nuevos vasos comunicantes, solo el viento lo dirà.
:)
ResponderEliminarasumo mi compromiso de callarme, sin borrar la sonrisa