Han sido prodigiosas las maneras en que te nos has dado. Nos brindas la geometría, la armonía y los colores exactos para la tarde que cae. Mientras pienso en mis pesares, en lo que me han quitado, lo que era mío.
¿Qué era mío? Nada me han despojado en el día que se abre en las calles, cuando la generosidad extasiada se deja entrever en el metal herrumbrado, en los espejos que se acercan a las personas que pasan.
Nada me pertenece. Todo puede serme ajeno, y a la vez todo nos lo ofreces en el inicio de la jornada.
Eres tan generoso que solamente se puede cantarte ante tanta dadivosidad.
Y es ahí donde veo también que en cada acorde, en cada estrofa, se refleja torpemente lo que antiguamente mis antepasados se han maravillado ante tanta donación.
Quisiera darme un poco como vos (te) brindas.
Gracias.
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