No hubo tiempo de un último del ruido del metal. Se diluyó en la marea de siestas, fiestas, encuentros, conversaciones. El tiempo de cosecha se dejó de calcular. Algo del Futuro fue relato, mentira incredulidad.
Los meses y el año se tornaron en un párrafo, en una charla plagada de digresiones. Nadie sabe realmente qué es lo que pasó.
Simplemente quedó la lengua alemana como el signo del naufragio. La lengua alemana en la boca y en el pecho, dejándose perfeccionar por el dolor y un nuevo proyecto que no llega.
Que no llega.
No se si está aquí y no me pertenece.
No sé si ya es el Futuro y depende de mi nombrar las cosas.
Extraño el ruido del metal hacia la Potsdamer Platz
No hay comentarios:
Publicar un comentario