domingo, 15 de mayo de 2011

Nota onírica: Ocre, parral, mesa, mantel, lambada, y la noche



La mezcla del color ocre de los muebles, los manteles de frutas, la vieja mesa de madera, el parral siempre encima de las cosas que nos congregaban, la lambada brasilera resonando allá a lo lejos, pero sobre todo las noches de fin de año. Enumerar esas cosas no bastaría para una reconstrucción fallida, para una deformación traída por lo años ya transcurridos en el mismo lugar: la casa de mis tíos que ya es la casa de toda una familia en cada domingo y domingo, y que además cada fin de año, nos congregabamos a celebrar rituales de los nuestros , a repetir conversaciones, a reir y a callar en el momento debido, a levantar las copas y comer hasta el hartazgo. Todo eso no tiene un orden y combinación exactos, no hay espacialidad que permita una maqueta de lo que tengo acá adentro, como símbolo y como nostalgia.
No es volver a aquellas epocas con tan sólo escribir unas líneas desvelado, es gritar a las calles, a los cuartos, a la misma casa de familia -que ya es otra y siempre lo será- que hay una mezcla de cosas evocadas que tienen el don de la dureza de la piedra, pero la erosión que otorgan los que vendrán para reconstruir o destruir lo levantado casi como lo hicieron con la patria y la bandera.

sábado, 14 de mayo de 2011

De no pensar en la plaza

Podríamos enumerar los montajes
que han instalado,
y nosotros narrado:

Por ejemplo
la plaza, ese recorte de verde
limitando con esas arterias
que seguramente llevarán
hacia mi casa, o a las caras
que alguna será la mia
pensando en enumerar
esos derroches nunca
pero nunca discutidos
y que son ya olvidados
por nunca ser discutidos

Es inútil enumerar
para traer el montaje
a la palabra
¿para qué?
¿para quién?
te dolerían la mano
la garganta ni hablar
y tus manos estarían
muy ocupadas en esto
de hamacarse en aquella
tarde de barrio.