miércoles, 23 de marzo de 2022

Volver a llorar


 A veces me preocupa dejar de llorar.

Me preocupa que no me conmueva el circular de las hojas 

en un otoño repetido en sus formas

O el despertar de un niño, pidiendo el amor elemental de una madre.

O esas risas que se perdieron en los pasillos de la administración pública,

mientras los expedientes se amontonaban en la gris espera.

Quisiera no dejar de llorar, no dejar de conmoverme

Dejar que las cosas, los acontecimientos, los encuentros me toquen, me movilicen

a actuar, a no dejarme estar, a perseguir mis metas más nobles.

Porque si dejo de llorar, si dejo que la vida se torne algo garantizado,

yo ya no tendré más nada que decir, más nada que hacer,

Mas nada que escribir.

miércoles, 16 de marzo de 2022

Destinarse al futuro


 Cuando el miedo se cobró la última parte del día

y tomó cada rincón de la casa, cada sombra humana que se acerca,

viste el agotamiento del dolor, el fin de la espera, la 

finitud del miedo.


Y es ahí cuando comprendiste que el miedo

no es como el mar o  como los abrazos

constantes, resistentes, eternos en el recuerdo.


Y es ahí, que se dibuja el sol de la mañana 

sobre la ranura de la puerta, en el apacible movimiento

de una planta que quiere nacer al alba.


Nos destinamos sin saber a un futuro

Alemania, Argentina o qué se yo.

Es ampliar la capacidad de decir

puedo, sin el temor y el temblor


de una fecha que se apaga, de días

de fracasos, puteadas y a las ratras.


Quisiera hoy mismo descubrir

la finitud del miedo.