lunes, 22 de agosto de 2011

Los alejamientos (de una vela que se apaga)



En el cuarto,
El olor de la vela apagada.
La cera líquida estancada.
La remisión a los rituales sin querer.

Pensar que el fuego tenía tanta necesidad en las casas de noche, cuando ahora cada vez más lo tenemos como elemento fundamental para pensar en procesiones, en convocatorias a un fogón, en devociones.

Ahora
el cuarto va retomando
las quietudes necesarias
a la salud de la época,

y que la luz sea para
leer apuntes universitarios;
y que las cadencias
sea almanaques regulando
labores y deberes.

El olor de las velas apenas apagadas, del fuego extinguido, bien puede interpretarse como la hamaca que se balancea, y a lo lejos, el niño que se aleja. La nostalgia de lo que fue, o pudo haber sido. La nostalgia de no saber que pasó.

jueves, 18 de agosto de 2011

¿Por qué esta noche tengo que inventar que el hombre tiene que construir un acueducto por donde discurra todo el flujo de datos, informaciones, nombres, símbolos?

Lo Sagrado tenía de materia al signo, al símbolo, a la estatua, a la piedra elaborada. Por estas cosas los pueblos sufrieron el terror, la discordia, la magia de la noche.

Sin embargo, nosotros hemos hecho los acueductos necesarios para poder comprender que ese repertorio de formas encantadas, eran más repertorio que contenido alegórico, y ya las cosas tenían de misterioso ese llegar a comprender el engaño.

¿Cómo el hombre pudo ser tan iluso y no ver en las armas ya la muerte, ya el escudo de una familia noble, ya la publicidad?

El hombre había conocido lo que no se podía conocer ¡Viva el hombre!
Mujeres, niños y obreros salieron de las ventanas a alabar la obra más maravillosa: el acabamiento de las discordias, el anuncio de la ambigüedad necesaria, del no saber qué.

Que el signo no es magia, que el titiritero es el hombre, y a él debemos los dolores.

¿Y los amores a quiénes debemos? Pensar que ese monumento fue pensado para comprender a la Justicia o a las Ciencias asusta. ¿Así imaginaban los hombres la tragedia, la institución, las virtudes del universo? Así, con mujeres semidesnudas, con querubines en movimientos tortuosos, con toda esa parafernalia, que asusta que haya salido del hombre.

¿Cómo llegar a semejantes imágenes, a semejantes visiones, a semejante impulso para construirlas y soportarlas?
Así como me pregunto por esas cosas intento responder.
¿Cómo podemos soportar lo profano, como llegamos al quiebre total del vaso del oriental, cómo terminamos en la iconografía de mercado, en la estabilización de las cosas sólo para comprarlas?

Dos mundos contrapuestos, dos dolores de muelas en extremos opuestos.

Heráclito tenía mucha razón: el río nunca es el mismo, porque las aguas siempre son distintas.
Pero sigue llamándose río.

Los mismo para el hombre y su interminable e incansable ejercicio de la tragicomedia de los simbolos.

martes, 16 de agosto de 2011


He retrasado el recuerdo de pueblos, he esperado en las plazas, me ha tocado lo peor de las sillas: usarlas para pensar.

No tengo un donde en donde no me pregunte por qué.

Por eso el espacio se me hace curvo y me trae a la misma fecha, donde la pregunta sigue en su piedra, tallada y mojada
por viejos temporales.

En cada lugar encontré un centro, dejé escrituras tiradas, me imaginé dejando claves para que me busquen por si me perdía voluntariamente.

Todo mi ser es un donde, por eso soy todo el donde que puedo pensar.

¿Fuera del último dedo que saluda a una cara hay algo más? Siempre me resultó magia pura eso de querer hablar del cielo al alzar los brazos, saludar desde el andén estirando el brazo, armando un puente entre los cuerpos con los brazos entrelazados. Todo puro brazo, todo acá, acá, escribiendo para llegarnos para cuando la carne se funda y confunda, y sobre demasiado que deba habilitarse una nueva parcela. ¿Ocupará más espacio la palabra o el cuerpo?

A lo que fuimos, flores y rituales.

A lo que dijimos, una bomba de vacío, y unas nuevas palabras, de nadie, como las anterioriores que ni me digné a pedirlas prestadas. (Es que me hablaban tanto de ella, y tomé la responsabilidad de armar un par de jardines en las localidades cercanas)

Dónde en los pueblos , dónde en los cuartos, dónde en tramos hacia el horizonte, dónde en el límite entre una estación del año y la otra, dónde acá, que escribo y me sitúo para recordarnos entre todos que nos entendemos en el preguntar.





domingo, 14 de agosto de 2011

Ascenso y descenso en el aire

Si el aire se escala es que
se han escalado muchos cuerpos
y no han bastado tantas cimas
para caerse de una vez por todas

O siempre que se ha llegado
a la cumbre de un hombre
hemos caido a los pies
de la vanidad y el poderio.

Entonces ¿por qué este afán
de subir, elevar, la
terraza de una tarde, los
placeres del puente cruzado?

No usar los cuerpos de montañas
sino la soledad en un cuarto, el
tránsito por los jardines traseros
serán la clave del ascenso

Y de ahí, la flor que se mueve,
la ropa usada, y la duplicaciones
inexplicables serán causa
del gran movimiento de

la flor que se mueve, la
ropa usada, y las duplicaciones
inexplicables, pero
ésta vez como
palabras en el aire.