lunes, 2 de marzo de 2020

Una charla

Tenemos que hablar. Nos debemos una charla, dejando los ambagues y la excusa del silencio.
Nos merecemos un intercambio. Uno anda tan desolado con eso del soliloquio circular.
"Yo te pido, pero nunca te ofrezco" "No doy lo mejor de mi, pero te pido lo mejor de vos". Son cosas que pienso decirte.

Recordé que siempre hubo una "predisposición" para ser mejor:
-Me acuerdo de pensar en vos cada vez que en la oficina todos se iban, y yo me quedaba entre biblioratos, y una música que se repetía. Me acuerdo que rozando el lomo de esas cosas estériles como la burocracia, yo exaltaba las formas del amor
-Me acorde de vos aquellas noches de Berlin, cuando todos se fugaban en el extasis y yo aguardaba cantando la repeticion de las cosas, que alegre e ironicamete me proyectaban a un futuro con vos. Sin embargo no pude decirte algo, ofrecer algo
-Recuerdo aquella madrugada, salimos a hablar. Tegeler See, frio, los limites, el café entre ancianos, una canción nueva, el empedrado hacia la costa, los bancos desolados -llegaba otoño, y aún así nadie se abrazaba. Lloré. Lloramos. Pregunté. Pregunté fuerte, Pregunté con fuerza. Me respondiste con amor: Argentina.
Nos vinimos acá. Nos vinimos a pasar una jornada acá. Hacer cosas nuevas, bancarnos esto de inflación, desconfianza, amistades.
Cuesta
Cuesta
Es como dicen por ahí: una lucha

 A veces retornan las preguntas. Quizá deba volver a preguntarte nuevamente del mismo modo que hice, esa vez en la que realmente quise ser mejor. Por eso quizá deba volver, ahora lejos del Tegeler See a preguntarte.

Volvamos a hablar, por favor.