viernes, 4 de septiembre de 2009


Al medir mi cronología, logro darme cuenta que no hay un punto cero que atraviesa esta historia: soy meramente yo.
No hay espacio entre mis juegos y mis meditaciones, no hay abismo que no sea a través del sueño de la noche que separa las partes del calendario, las lunas y los soles que hacen al mismo cielo.
(Cielo debajo del cual se mueven las ciudades. Cielo bajo el cual se pintan los otros cielos...)
Y ahí, cuando sabés que no hay distancia propia que logre justificar semejante alejamiento de los pájaros o de los amores, vos le echás en cara a esa otra distancia que te separa del universo y la historia: Podemos resumirlo así:
"Entre la boca y el beso, hay aire, algo que no se dice."

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