lunes, 16 de noviembre de 2009

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Los miedos y los días han tejido
en los cuadernos, la escolaridad
de aprender a leernos la mentira
con la misma forma en que afirmamos
que los números y los dedos
son nuestro diminuto tiempo.


Entre tanto que aprender a
darnos las manos acariciadas
para luego reconocer el placer
de pájaros que aterrizan
o de plantas que nos dicen
que siempre habrá viento


Decía, entre tanto mundo
y mucho miedo, se caerán
tantos jardines de papel
hechos por nosotros
que con crayones hicimos
nuestra primera patria.


Entonces, digo:
¡miérda que vivimos!
sabemos que esto que se toca
no es de pecho sino de cosa
tan fuerte como los nombres
que al repetirse mucho,
dan la sensación de sueño.

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