miércoles, 16 de marzo de 2022

Destinarse al futuro


 Cuando el miedo se cobró la última parte del día

y tomó cada rincón de la casa, cada sombra humana que se acerca,

viste el agotamiento del dolor, el fin de la espera, la 

finitud del miedo.


Y es ahí cuando comprendiste que el miedo

no es como el mar o  como los abrazos

constantes, resistentes, eternos en el recuerdo.


Y es ahí, que se dibuja el sol de la mañana 

sobre la ranura de la puerta, en el apacible movimiento

de una planta que quiere nacer al alba.


Nos destinamos sin saber a un futuro

Alemania, Argentina o qué se yo.

Es ampliar la capacidad de decir

puedo, sin el temor y el temblor


de una fecha que se apaga, de días

de fracasos, puteadas y a las ratras.


Quisiera hoy mismo descubrir

la finitud del miedo.

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