martes, 31 de mayo de 2016

Jugársela


Cuando Kafka decidió escribir sus primeras líneas y no sabía a dónde derivaría las páginas que cambiaron la forma de ver el Siglo XX. Cuando el soldado decidió enrolarse en la líneas de vanguardia, y fue sangre, dolor, adiós y monumento. Cuando se negó el camino fácil y deseable y se optó por las bocacalles, las calles bajas, el barro. Cuando se decidió expresar, aún con la certeza de la no correspondencia. Cuando se arriesgó todo, y se fue todo sin ser nadie. Cuando alguien se perdió en las calles, aún sabiendo que los encuentros eran ilusiones vanas y simples atajos.
Cuando todo eso fue un salto al vacío, con la única certeza de que no hay nada en este mundo más necesario que jugársela, que amar la trama sin pensar si hay un resultado. Porque no habrá jamás resultado, sin estas manos que se las juegan y golpean el aire, que lo golpean y lo golpean según el tamaño de la esperanza, y los golpean y lo golpean cambiando el curso de las cosas, y el movimiento de las cosas, y lo golpean y lo golpean y lo golpean, a base de decisiones nobles y sinceras. Y por eso, lo golpean lo golpean.

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