domingo, 3 de noviembre de 2019

A ella

Quizá un poco torpe e imitado
hablo de ella porque siento 
que compartimos universalmente
esta palabra, este estar

Repito lo que habrán dicho
poetas, filósofos, el mirar
de quien mira hacia la calle
Lo repito y le agrego
circunstancias e historia
que comprueban 
toda descripción precisa

Entre nosotros y los centímetros
silenciosos, imposibles
la pregunta vaga ajena
al después, al mañana
Aguarda una lluvia 
un retorno al charco y al reflejo

Decirle a ella que haga de mensajera
hacerla que lleve y traiga noticias
pero no manos
no abrazos
no un diálogo.
Que traiga algo lindo al menos

Será como dirán 
que hubo un tiempo exaltado
de luces y bailes en un patio
en Almagro, en Abasto.
Nos reíamos de cosas que parecían
eternas, grabadas en el mármol.

Por eso pudimos dejarnos engañar
pudimos abandonar la fiesta
y sonreir en la boca del subte.
Aguardábamos todo
Pero no aguardábamos a ella.

Sin embargo, ella se metió en la noche,
en sábanas nuestras,
comió y bebió de lo nuestro
besó a nuestros amores
se coló las peñas
cortó las calles que transitamos
Habló por nosotros.

Vino para no irse.
O siempre estuvo.
Salvo que la evitábamos 
y medíamos los centímetros 
de nuestro cuerpo.
No la medíamos a ella.
Ahora que sabemos cuánto medimos
nos toca medir el silencio

Y se abre el espacio infinito de muchedumbres
ardientes y gritonas en sus solas historias
con regla, esperanza y varios poemas
me atrevo de abordarla

A ella, que tan orgullosa
se sale de las palabras
para hacerse hecho, para hacerme.
A ella que se repite y a la vez
se deja describir nuevamente.

Como en estas palabras
que intentan torpemente
que lo imposible
retorne de donde vino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario